En Montpellier, una de las ciudades más atractivas de Francia, coexisten la historia antigua y la modernidad, sin mezclarse
Turismo miércoles 25, Sep 2019De cinco estrellas
Victoria González Prado y Alberto Gil
Segunda y última parte
Montpellier, Francia.- Montpellier tiene muchos rostros. Se enorgullece de ser ciudad medieval, atmósfera que no se pierde ni se confunde con lo moderno.
La Torre Babote inspiró al inventor del paracaídas Louis-Sebastien Lenormand, quien en 1783 probó su invento arrojándose desde lo alto. Ahí está la Sociedad de Astronomía de Montpellier.
El Museo Fabre, del que dicen es uno de los museos más hermosos de bellas artes en Europa, mezcla su estructura antigua y moderna. Alberga obras del Renacimiento a nuestros días con obras de Delacroix, David, Rubens o Veronese, y esculturas de Maillol.
Por donde quiera que voltees hay algo que admirar en Montpellier. Por ejemplo la Facultad de Medicina, la más antigua del mundo y una de las de más tradición de Francia. Se significa también porque ahí estudió Nostradamus. Hoy, el antiguo Colegio Real de Medicina acoge La Panacée, centro de cultura contemporánea donde se imparten varias disciplinas del arte.
Después de caminar por varias calles descansamos en pequeño café, con calefacción que nos permitió desprendernos del abrigo, la bufanda, el suéter, los guantes… Ya con el cuerpo “calientito” reanudamos la marcha. La Oficina de Turismo en Montpellier nos dio mapa y audífonos para seguir el camino y admirar las bellezas de la ciudad.
La Plaza Saint Roch, la catedral gótica de Saint Pierre del siglo XIV -la iglesia más grande de toda la región, con pórtico dedicado a la virgen y el gigantesco órgano realizado en pan de oro-, y la calle Fochque que te lleva al Arco del Triunfo construido a finales del siglo XVII para sustituir la puerta de la muralla, son lugares que debes visitar.
El orgulloso pasado medieval de Montpellier se conserva en óptimas condiciones en numerosas calles y callejones, como Valfère, Bras de Fer, L’Argenterie, entre otras, que te sumergen en el pasado. Allí encontrarás anticuarios, salones de té, galerías…
El Montpellier moderno se halla en los barrios nuevos: Antigone, Port Marianne y Odysseum. Antigone data de los ochenta y une el casco antiguo con el río Lez, que desemboca en el Mediterráneo en menos de ocho kilómetros.
La zona la planificó el arquitecto catalán Ricardo Bofill como homenaje al urbanismo de la antigüedad.
Las calles Odysseum y Port Marianne destacan por dos proyectos: la tienda de muebles y accesorios RBC Design Center, de Jean Nouvel, y el edificio del ayuntamiento también diseñado por Nouvel y el arquitecto local François Fontès.
Hay que hacer parada gastronómica en los perfumados mercados o en pequeños restaurantes que ofrecen ingredientes básicos: aceite de oliva, ajo, albahaca, frutas y legumbres, quesos de leche de cabra y oveja, miel, aceitunas y hierbas como tomillo, romero y laurel.
El vino es protagonista en la región, pues Montpellier es el mayor productor de vinos de mesa del país y tiene la mayor superficie con viñedos de Europa, algunos de los cuales se sitúan entre los más antiguos del mundo, remontándose al s.VIII ac, cuando llegaron los griegos a la zona.
Tendrás que probar los vinos languedociano y la denominación Gres.
Hay muchos platillos tradicionales de la ciudad: cassoulet, guiso de alubias con pato, chorizo y piel de cerdo; macaronade, pasta y brageoles, salsa de carne de res con tomate; giardianne de taurearu, carne de res y vino tinto, y boles de picolat, albóndigas adobadas de carne de ternera y cerdo.
Prueba el clapassade —platillo elegido como símbolo de la ciudad—, estofado de cordero con salsa de regaliz y miel. Hay muchos otros con frutos del mar, postres a base de chocolate y albaricoque y panes con frutos secos y queso.
Montpellier es ciudad de tesoros patrimoniales y contemporáneos, de origen medieval que te seduce; sin embargo, es metrópoli moderna y joven. Es la mayor de la región de Languedoc-Rousillon, y la octava más poblada de Francia.
El nuevo ayuntamiento, entre el casco antiguo y los nuevos barrios de la ciudad, es proyecto urbano del siglo XXI, concebido como edificio emblemático de ciudad portuaria. Enfrente está la plaza pública de seis mil metros cuadrados, que alberga los mercados más representativos de la ciudad.
Sin duda alguna, Montpellier es de esas urbes que se deben visitar alguna vez en la vida. Es una de las 50 visitas imprescindibles en el mundo. Hay que descubrirla perdiéndote en ella, y cualquier rincón puede ser simplemente maravilloso.
Para información: oficina de Turismo en Montpellier: www.ot-montpellier.fr y www.montpellier.fr
Desde España llegar a Montpellier es opción fácil. El transporte ferroviario de alta velocidad Renfe-SNCF es muy cómodo.
Todo el año ofrece cinco frecuencias diarias que unen España y Francia por medio de 21 destinos internacionales y desde centros urbanos como Madrid, Barcelona, Montpellier, Marsella, Lyon y París.
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